lunes, 20 de noviembre de 2017

Otra noche de desesperación

De nuevo escribo desde la desesperación. Mi hijo en su nueva cama y en su nueva habitación ha hecho el primer tramo durmiendo de dos horas y media. Eso es mala señal porque a lo largo de la noche va decreciendo, lo que significa que ningún tramo será mayor de dos horas.Y así ha sido. Se ha despertado cada hora y en algunas ocasiones a los 10 minutos de haberlo dejado durmiendo.
No sé cuántas veces me he levantado. Solo sé que de tan desesperada que estaba le he dicho que no había teta, que estaba malita, y eso ha conllevado a que en uno de sus despertares se haya tirado 20 minutos de reloj llorando, primero en mis brazos y luego en los de papá. No lloraba tanto desde sus cólicos a los tres meses. Finalmente se habrá quedado dormido de agotamiento, algo así como el método Estivill pero estando en todo momento en brazos, cantándolo y acariciándolo.
A la hora se ha vuelto a despertar. Pensé que tras 20 minutos llorando sin parar tal vez aguantaría un par de horas, solo por el agotamiento. Pero no.
Vuelta a empezar. Y llorar y llorar y contraerse, zafarse, echarse para atrás. Llamar a la teta. Tras otros 20 minutos y ya desesperada le he dado el pecho en mi cama.
Entonces la que he llorado he sido yo, mientras casi contaba los minutos para que se durmiese y me dejase levantarme aunque fuesen las 5 de la mañana. Pero al menos poder prepararme el desayuno y desayunar tranquilamente. Y no se dormía y en cuanto le quitaba un poco el pecho, vuelta a empezar con sus lloros.
Y yo maldiciendo, gritando (pobres vecinos, le escuchan a él y me escuchan a mí), diciéndole que se durmiese, que basta ya, que se tranquilizase, y preguntándome por qué he tenido tan mala suerte, porque no conozco a ninguna otra madre en mi situación, con un bebé de 20 meses que se despierta cada hora. Y por qué nadie me puede entender.
Nunca le he dejado llorar. Siempre he corrido a atenderle. Como bebé de alta demanda me desvivo en el día a día. Pero las noches son una tortura, literalmente. Para mi es un fracaso. Es una sensación que ya he tenido anteriormente cuando era más bebé, por esa sensación de intentar darlo todo y no llegar, por necesitar manos que no tienes. Ahora vuelve de nuevo el mismo sentimiento de fracaso unido al de desesperación. El no saber cómo salir de esta situación y cuándo va a ser. El pensar que ya tiene casi dos años y los cambios que has ido incorporando a cuenta gotas para ver si hay una mejoría apenas han funcionado.
Personalmente me daba igual ser madre que no serlo. Si se daba bien y si no tan bien. No he tenido nunca ese instinto. Para mi estas noches, esta situación, es como una maldición.
Tras 40 minutos en el pecho, se ha desvelado y ha decidido levantarse. A los 5 minutos estaba tan feliz, sonriente, mirándome y buscándome para que le dijese cosas, siempre con su sonrisa... Le he abrazado y de nuevo me he echado a llorar. Por haberle gritado por la noche, por haberlo incluso zarandeado, por no tener la paciencia necesaria... y sin embargo él, después de esta noche de infierno me recibe con una sonrisa interminable y me mira sorprendido al ver mis lágrimas caer por mis mejillas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Por qué ahora?

Lu tiene casi año y medio. ¿Por qué empiezo un blog sobre maternidad, sobre mi maternidad ahora?. Porque necesito desahogarme . Lo escribo a...