miércoles, 6 de diciembre de 2017

Me echo de menos

Hace unos días o más bien semanas fue mi cumpleaños. No pudimos celebrarlo porque yo estaba enferma y Lu también, y el viernes pasado hicimos una pequeña celebración. Mientras Lu estaba en la escuela infantil, el papá y yo nos fuimos a comer a un restaurante tranquilo, de cocina tradicional pero moderna. Una comida sin prisas, disfrutando de los sabores y sin móviles cerca. Un vino tinto, un entrante, un primero, un postre y un cafe. Sin mirar el reloj.
Cuando salimos del restaurante, al que me invitó mi marido, me abrazó y me dijo: "te echo de menos". Son escasos los momentos que tenemos para nosotros dos. Casi todas nuestras conversaciones giran en torno a obligaciones de la casa, del niño, del trabajo e incluso familiares, y eso que, para bien o más bien para mal, la familia la tenemos en Madrid.
En ese momento me acordé de una viñeta que había visto y que decía: "me echo de menos".
Y es que a veces me miro (al espejo no porque no tengo tiempo) y añoro la mujer que era antes. Siempre activa y con ganas de hacer de todo, enterada de los eventos que se sucedían en mi ciudad, risueña, sagaz, luchadora... Y ahora me veo amargada, cansada, envejecida... aunque sigo siendo luchadora. Echo de menos tener tiempo para mi misma, el poder darme una ducha sin prisas, tumbarme en el sofá a leer un rato, tomarme un café el domingo después de comer despotricando porque la tv es una mierda. Y por supuesto quedar con los amigos a tomar una cerveza un sábado al mediodía o en la tarde/noche.
En la imagen, la viñeta en cuestión.

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