A continuación pude ver que ya entraba algo de luz en el cuarto y al mirar el despertador, antes de irme con él de nuevo a su cama, como he hecho muchas noches, vi que eran las 7 de la mañana. La hora en la que Lu se levanta. Todos los días. Domingos, festivos y vacaciones también. Por primera vez en su vida, en casi 2 años, había dormido del tirón.
Aunque él durmiese de seguido y aunque a mí me pillase en el amanecer en sueño Rem, yo me había despertado unas pocas veces en sus horarios habituales, sobre las 01.00, las 03.00 y las 05.00. En el último tramo costándome bastante conciliar el sueño de nuevo. Y por supuesto pensando: este niño debe estar apunto de despertarse y voy a tener que ir a su habitación a dormirlo de nuevo.
Al día siguiente se despertó tres veces y los siguientes continuó a su ritmo: En las mejores noches, un despertar. En las peores, tres. Y de media, dos.
Aun así tres despertares en comparación con los 7 (o hasta 10) de antes, me saben a gloria.
Esperaremos a la siguiente noche sin despertares. Esperemos que pronto.
Imagen sacada del artículo "El amanecer es mentira" de El País semanal.
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