miércoles, 28 de febrero de 2018

Cuando la lactancia se convierte en una tortura

Si en el post anterior comentaba algunas de las dificultades que había encontrado al comienzo de la lactancia, este post es sobre otro tipo de dificultades después de más de 23 meses dando pecho.
Hace ya tiempo que quiero quitárselo pero no me decido a tomar una decisión y decir "se acabó". Por supuesto, he intentado hacerlo de una manera no brusca, pero no hay forma. No puedo distraerlo con otras cosas, él sigue con su "teta, teta, teta" (o se distrae pero al minuto vuelve a pronunciar una de sus palabras favoritas). También he intentado decirle que la tetita tiene pupa, etc. pero no funciona.
Tiene su manías en cuanto al pecho. Por supuesto, lo toma por la noche, dos, tres, cuatro o cinco veces según el número de veces que se despierte. Después del baño también. Y cuando llegamos a casa de la calle. Y el resto, cuando quiere. Toma y mucho. Como bebé de alta demanda que es.
Uno de los principales problemas de dar el pecho es que una "se come" todas las noches en vela. Es muy sacrificado. Nadie te puede suplir en ese aspecto. Es la mamá quien se levanta para darle la teta o quien se pone el niño al pecho si se hace colecho. Mientras, el padre ha abierto ligeramente los ojos al escuchar un llanto y al minuto ronca. Como sabéis, yo hice colecho (por necesidad, debido a sus 10 despertares nocturnos) pero mientras Lu mamaba casi nunca conseguía dormirme. Hace unos meses que duerme en su cama y en su habitación, pero cuando se despierta, sigue siendo mamá quién va. Y se puede tirar media hora enganchado al pecho. Y yo sin poder dormir y en posturas que después de un rato empiezan a doler (otra forma de tortura de dar el pecho que da para otro post: "posturas en la cama mientras se colecha: dolor de cuello y de espalda, brazos dormidos").
Hoy apenas se consigue dormir ya con el pecho, salvo la primera vez cuando se mete en la cama. Ahora se despierta y se engancha y pasan los minutos pero no se duerme, y a veces se frustra ( yo también, claro, porque estoy deseando que se duerma para volver a mi cama y dormir yo también). Intento que se duerma acaricándolo o cantándole, pero a veces no se deja.
Tras dos años de lactancia y de no dormir, es agotador tener que estar esperando a que se duerma durante más de media hora, enganchado al pecho, al menos en dos ocasiones por la noche (si es una buena noche). Además, darle el pecho durante el día también empieza a ser molesto. Pide en la calle, hace frío, no encuentro un sitio donde sentarme y se pone "farruco" porque ya empieza a tener su carácter. O llega a casa y me pide pecho y se tira también media hora sin yo poder hacer nada.
Ay, las madres. ¡Siempre hay tantas cosas por hacer!
Parece mentira, pero empieza a ser una tortura. Lo que me hace reafirmarme en la necesidad de quitárselo. Pero me da pena, porque sé que lo voy a tener que hacer brúscamente, y decirle: "a partir de hoy, ya no hay teta". Y que va a llorar, y mucho. Y probablemente durante varios días. Además necesito la complicidad del padre para que le distraiga y sobre todo para que sea él quien se levante todas esas noches a dormirle.
Hoy he pasado una noche con fiebre, sudores, calor y frío. Me he levantado con 38.8ºC, y aún así fui a darle el pecho a las 3 y a las 5 de la mañana. (Se despertó a las 23h también pero fue el padre). Hoy he dicho: "después de su segundo cumpleaños, le quito el pecho. No puedo más". Estoy agotada. (Siempre que no se enferme, porque en ese aspecto sí que lo veo un beneficio y cuando está malo le doy todo el pecho que pide felizmente). 
Imagen sacada del blog "mamaniaca (pincha aquí)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Por qué ahora?

Lu tiene casi año y medio. ¿Por qué empiezo un blog sobre maternidad, sobre mi maternidad ahora?. Porque necesito desahogarme . Lo escribo a...