lunes, 13 de noviembre de 2017

Primeros días del Método Pantley

En una mañana libre, mientras Lu estaba en la escuela infantil, decidimos organizar su habitación, como comentaba en posts anteriores. Al tener pocas cosas fue muy rápido, más de lo que pensaba, así que esa misma noche decidí empezar con una de las estrategias que vienen en el libro de E. Pantley (lo detallé en este post): sacarlo de nuestra cama y de nuestra habitación.
Elizabeth Pantley indica que hay que aplicar el método elegido durante al menos diez días. Y si no funciona, aplicarlo diez días más. Cuando llevábamos una semana, Lu se puso enfermo, con una gripe-gastroenteritis que duró casi 15 días, pero continuamos con el método igualmente.
Os cuento cómo ha ido evolucionando la cosa hasta el día de hoy: La idea era que si Lu se despertaba por la noche, yo iba a ir a su habitación a darle el pecho para que se durmiese de nuevo, tantas veces como fuese necesario. (Me gustaría quitarle las tomas nocturnas y que sea capaz de dormirse sin el pecho, pero esa será la segunda estrategia a aplicar, una vez tengamos asentada la primera).
Sorprendentemente el traslado a su habitación se lo tomó muy bien. Yo pensé que iba a protestar porque quería estar en nuestra habitación y en nuestra cama, que se iba a rebelar. Sin embargo, le enseñamos su habitación y la primera noche le dijimos que ahora iba a dormir ahí y se fue conmigo de la mano tan a gusto.
Otra de las recomendaciones que hemos seguido es comprarle un peluche de apego. Su osito Tito, tal y como él lo ha bautizado, solo aparece por las noches cuando se va a dormir, y desaparece al levantarse. Lo espera sentado hasta que papá lo trae y entonces lo abraza, le da algún beso y se tumba, requiriendo mi pecho. Le gusta mucho aunque cuando se desvela, de momento, lo ignora.
El método ha ido bien. Ya los primeros días conseguimos menos despertares, con sueños de tres o cuatro horas de duración (no solo en el primer tramo de la noche). ¡Un día llegó a hacer incluso seis horas seguidas! Cuando me levanté para darle el pecho ese día sentía como si ya hubiese dormido todo lo necesario.
Sin embargo, tiene sus recaídas. Estando enfermo no ha sido lo mismo, se ha despertado con mucha frecuencia, supongo que por malestar general y por los mocos que no le dejaban respirar. Y esta noche, por ejemplo, hemos vuelto a contar siete despertares. Siete veces me he levantado y he ido a su habitación para darle el pecho.
Así pues, cuando me despierto y veo que Lu ha dormido cuatro o cinco horas del tirón o cuando a la mañana siguiente contabilizo el haberme levantado solo tres o cuatro veces, me pongo super contenta. Pero cuando se tuerce la noche y tengo que levantarme seis, siete, ocho veces en la noche, maldigo todo lo que hay a mi alrededor.
Aún así creo que he ganado en calidad de vida. Hace unas semanas cuando llegaba el mediodía o después de comer, me caía de sueño y cansancio y necesitaba con urgencia un café, de lo contrario iba a estar toda la tarde pegando bostezos. Ahora sin embargo, ya no tengo esa sensación y muchas veces hasta ni tomo café después del almuerzo.
Eso sí, la mamá se sigue acostando prácticamente cuando Lu se duerme. Nunca sé si esa noche se va a despertar cuatro veces o siete, así que, por si acaso, me acuesto poco después para poder dormir todo lo que pueda.
En la foto, el osito Tito de Lu, comprado en IKEA. Todo un acierto.

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